
Debido a que ellas también necesitan un nivel determinado de insulina para vivir, y este gen provoca un exceso que puede resultarles mortal, hubo que trabajar un poco más. El equipo de construcciones genéticas de la empresa que modificó el gen de la insulina humana para que fabrique una molécula muy parecida a la insulina (llamada “precursora de la insulina”), no tiene ningún efecto en el animal. Luego de ordeñadas las vacas Patagonia, esta molécula se modifica fácilmente en laboratorio, agregándole una enzima que la transforma finalmente en auténtica insulina humana. (Palazzesi, 2002).
Si los estudios de este nuevo “experimento científico” son beneficioso serian de gran ayuda para el país ya que en Panamá contamos con cerca del 8% de la población o sea unas 224000 personas sufriendo de esta grave enfermedad, ya que ahorraría gastos a los padecientes que invierten anualmente miles de dólares, para proteger sus vidas. (Tapia, 2003).
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